La casa de Colón 636. posee tres vías distintas para realizar su ingreso; dos de ellas son accesos laterales y una que corresponde a la vía de acceso al primer piso ingresando por la puerta principal. (ver Nivel: PRIMER PISO).
Las dos vías laterales dan acceso directo al sector que corresponde al patio interior y al subterráneo de la casa (Zócalo).
La primera de ellas -lado izquierdo- es la que se utilizaba como acceso principal vehicular, franqueada por un portón metálico de dos cuerpos, teniendo en uno de ellos la posibilidad de abrir una puerta para el ingreso individual de personas.
La segunda vía, era aquella que se encuentra al costado sur del inmueble, donde existe un corredor de la misma extensión hacia el fondo y a lo largo de la casa. Este corredor posee una puerta directa a la calle que se conecta con el patio interior, derivando finalmente en la entrada al subterráneo (Zócalo). En esa entrada angosta, cercana a la vereda del inmueble, se apostaba contingente militar armado para impedir el ingreso al lugar. El sistema represivo (SIRMA), utilizaba principalmente la vía de ingreso por el portón metálico por medio de vehículos militares para el traslado de las personas para ser interrogadas y sometidas a torturas. Era vital hacer lo menos visible posible este traslado, especialmente cuando se trataba de menores de edad. De esta manera se evitaba que los transeúntes que circulaban por la avenida pudiesen ver o constatar que se realizaba el ingreso de personas (mujeres, adolescentes, niñas) al inmueble.
El horario más recurrente para la realización de estos traslados era a primera hora de la mañana, es decir 7 u 8 de la mañana; eso no significa que en otros horarios no se realizaran ingresos de detenidas por este mismo lugar.
El vehículo militar ingresaba la mayoría de las veces hasta el final del patio interior para posicionarse de manera directa frente al acceso de ingreso del inmueble. Eran utilizados para esta maniobra varios tipos de vehículos, como jeeps para los casos de traslados de una o dos personas o camiones de mayor envergadura donde se traía un número importante de personas. (alrededor de 6 a 8).
Las mujeres, trasladadas hasta este inmueble, provenían en la mayoría de los casos desde el recinto de reclusión donde habían sido destinadas desde septiembre de 1973.
Eran bajadas a culatazos y golpes de puño. En un número muy escaso de veces, las hacían descender en la vía pública, en el exterior del recinto, para introducirlas ya sea por la puerta principal o por el acceso individual al costado derecho del inmueble ya descrito. Si esto ocurría, previamente eran sometidas a una revisión completa para su ingreso.
Cada persona era ubicada frente a uno de los muros que rodeaba la casa o en su fachada. Se les ordenaba extender piernas y brazos para ser revisadas por los agentes de campo (Agentes del SIRMA) responsables del ingreso al recinto clandestino.
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